Misión imposible: ¿Qué tan difícil es realizar investigación en educación médica?
Resumen
Los que tenemos cierta edad recordamos que en nuestra niñez existía una serie de televisión titulada “Misión: Imposible”, que renació hace unos años en la pantalla grande. Recordamos que al inicio de cada episodio (precedido por el inolvidable tema musical de Lalo Schiffrin), el Sr. Phelps recibía las instrucciones de una misión que a todas luces era imposible (o por lo menos de muy dudoso éxito), antes de que la grabación se “autodestruyera en cinco segundos”. Después de elegir y organizar su equipo de trabajo, este grupo de individuos conseguía invariablemente el éxito de su misión, utilizando las estrategias más inverosímiles y complejas (al estilo de los dispositivos de Rube Goldberg, también de merecida fama en el siglo pasado). Ahora que estamos iniciando el tercer año de publicación de esta revista, es pertinente reflexionar sobre lo difícil y complejo que es el proceso educativo, el gran reto que implica llevarlo a cabo de manera efectiva, profesional, científica y humana, y el aún mayor reto (que a veces se antoja misión imposible) de realizar investigación formal metodológicamente rigurosa sobre el citado proceso.